zambitas de metáforas, milongas ortográficas, abrazos literarios, dancings virtuales.
martes, 1 de diciembre de 2009
Fragmento de la presentación de Leonardo Levinas
La novela de Paula transcurre tanto en Japón como en la Patagonia, y una de las cosas que quiere expresar es la inconmensurabilidad, no sólo de ambos paisajes, sino también de las vidas, de las diferentes vidas que pueden ser vividas por gente muy distinta o por uno mismo. Como si Japón y la Patagonia estuviesen en lugares y tiempos distintos, pertenecientes a dos planetas Tierra diferentes. La novela, entre otras cosas, trata de una forma coercitiva que tiene la ciudad, cualquier ciudad, de invadir o infiltrarse en la naturaleza. El intento de la corporación japonesa por fundar una Nueva Tokio, en algún lugar de la provincia argentina de Santa Cruz, implica el avance de una vida carente de paisajes naturales y sin ninguna sugestión. O sea, de esa vida ciudadana armada y dirigida hacia un futuro absolutamente igual para todos; un avance, decía, de la ciudad sobre la quietud, sobre el viento, sobre la sensación de calor, sobre el frío auténtico; un pasar por encima de los paisajes que heredamos y que aún no hemos logrado destruir.
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